Tener una cena en familia tiene numerosas ventajas. Además de los beneficios a nivel nutricional, se ha comprobado en numerosas investigaciones que compartir este tiempo con los tuyos mejora las cualidades necesarias para un buen desarrollo tanto en niños
A partir de los 6 años, la escuela y los estudios comienzan a ser un pilar muy importante en la vida de los niños. El éxito o fracaso escolar en estas edades puede marcar su futuro, ya no sólo académico, sino en otros ámbitos importantes, como las relaciones con los demás o el área laboral. Por esto, los padres se preocupan mucho por la vida académica de sus hijos. Diversas investigaciones han demostrado que los niños que cenan regularmente con su familia tienen mayor predisposición a tener altos resultados académicos. La hora de la cena es un predictor más poderoso en este sentido que el tiempo que pasan en la escuela, haciendo deberes o jugando a algún deporte.
Además, al igual que ocurría con los niños pequeños, compartir la hora de la cena tiene efectos sobre el peso. Estos chicos consumen más frutas, verduras, vitaminas y micronutrientes, así como menos alimentos fritos y refrescos, lo que repercute en su salud física.
Desde el punto de vista psicológico, se puede afirmar que los niños que cenan con sus padres experimentan menos estrés y tienen una mejor relación con ellos. Por supuesto, el verdadero poder de las cenas radica en su calidad interpersonal. Si los miembros de la familia se sientan en silencio, si los padres se gritan o regañan a sus hijos, la cena familiar no conferirá beneficios positivos.